El sobrecalentamiento ocurre cuando los componentes generan más calor del que el sistema es capaz de disipar. Las causas más frecuentes son:
Cuando la temperatura sube demasiado, la PC puede ralentizarse (throttling), reiniciarse sola o incluso dañar irreversiblemente el hardware.
1- Mantén una buena ventilación interna
Un gabinete con el flujo de aire correcto es la primera defensa contra el calor. Lo ideal es contar con ventiladores que ingresen aire frío por la parte frontal o inferior y otros que expulsen aire caliente por la parte trasera o superior. Revisar que no haya cables obstruyendo el paso del aire también ayuda a mejorar la circulación.
2- Limpieza regular
El polvo es uno de los grandes enemigos de cualquier PC. Se acumula en ventiladores, rejillas y disipadores, dificultando el flujo de aire y aumentando la temperatura. Una limpieza cada dos o tres meses con aire comprimido puede marcar la diferencia.
3- Controla la pasta térmica
La pasta térmica es la capa que mejora la transferencia de calor entre la CPU o GPU y su disipador. Con el tiempo pierde eficacia, por lo que conviene reemplazarla cada uno o dos años. Una aplicación correcta puede reducir varios grados la temperatura de funcionamiento.
4- Considera sistemas de refrigeración avanzados
Además de los ventiladores tradicionales, existen opciones como la refrigeración líquida, que resulta muy eficiente en equipos de alto rendimiento. Si tu PC ejecuta juegos pesados o estás en zonas con temperaturas elevadas, puede ser una inversión que alargue la vida útil de tus componentes.
5- Ubicación adecuada de la PC
No sirve de mucho tener un sistema de ventilación perfecto si tu torre está en un rincón cerrado o pegada a la pared. Lo ideal es colocarla en un lugar con buena circulación de aire, lejos de fuentes de calor como radiadores o ventanas expuestas al sol directo.
6- Monitorea las temperaturas
Hoy existen múltiples programas gratuitos como HWMonitor, MSI Afterburner o SpeedFan que permiten revisar en tiempo real la temperatura de CPU, GPU y discos. Así, podés detectar un problema antes de que se convierta en una falla seria.
7- Ajusta la configuración de los juegos
Aunque la tentación de jugar con los gráficos al máximo es grande, a veces conviene bajar un poco la exigencia. Reducir la resolución o desactivar efectos como sombras ultra o ray tracing puede disminuir la carga sobre la GPU y, en consecuencia, el calor generado.
8- Evita el overclocking excesivo
El overclocking puede mejorar el rendimiento, pero también incrementa considerablemente la temperatura. Si no contás con una refrigeración adecuada, puede convertirse en un riesgo más que en una ventaja.