La acumulación de polvo, restos de comida, grasa de los dedos y hasta pelos de mascotas puede afectar el rendimiento de los equipos, generar sobrecalentamiento o dañar piezas sensibles. La buena noticia es que con unos pocos cuidados regulares, podés mantener tu PC y periféricos funcionando como nuevos.
A continuación, te compartimos una guía práctica para que puedas hacerlo vos mismo de forma segura y eficiente.
Aunque parezca una tarea menor, la limpieza de tu equipo impacta directamente en su rendimiento y vida útil. El polvo que se acumula dentro de una PC puede obstruir ventiladores, provocar recalentamiento y hasta reducir la velocidad del sistema. Lo mismo ocurre con los periféricos: un mouse con sensores sucios o un teclado lleno de migas puede generar fallos molestos.
Además, un entorno limpio también es más higiénico y reduce la posibilidad de alergias o infecciones, sobre todo si compartís el equipo con otras personas.
La frecuencia dependerá del uso y del entorno. Si trabajás en un ambiente polvoriento o usás el equipo muchas horas al día, lo ideal es realizar una limpieza básica semanal (pantallas, periféricos) y una limpieza más profunda cada 2 o 3 meses (interior del gabinete, ventiladores, etc.).
Antes de comenzar, reuní estos elementos:
Importante: siempre apagá y desenchufá los dispositivos antes de limpiarlos.
Si te animás, abrí el gabinete y limpialo con aire comprimido y pincel suave. Prestá especial atención a:
No uses líquidos dentro del gabinete, y si no te sentís seguro, consultá con un técnico.