El avatar es un proceso creativo en el que tanto el artista como el programador deben trabajar de la mano. Es un elemento que no muchos dan importancia, pero que ayuda a crear fluidez y ayuda a la interacción. Es un básico que todo juego debe de saber adaptar ya que aporta personalidad e identificación del usuario con nuestro personaje.
Sin embargo, la definición de un avatar es muy variable y puede ser interpretada de muchas maneras. Dentro del mundo de los videojuegos, existen dos definiciones principales.
La primera de ella es el avatar en videojuegos como representación del jugador o usuario, dentro del mundo virtual, ya sea a través de la creación o elección de un personaje.
Cuando creamos o elegimos un personaje en un videojuego en la mayoría de los casos buscamos que nos represente, queremos que ese personaje muestre como somos o como nos gustaría ser si estuviésemos dentro del mundo que el título nos propone, una especie de proyección de la personalidad del jugador en un personaje.
La segunda es la representación gráfica de un personaje dentro de la propia interfaz del videojuego. Este elemento cobra mucha importancia porque debe saber transmitir el carácter y la personalidad de un personaje a través de una imagen fija o en movimiento.
Es decir que, por una parte, tendríamos el enfoque que contempla al avatar como un personaje con su propia personalidad y, por la otra, el concepto de marioneta, que más bien lo entiende como un conjunto de reglas, como una herramienta que le sirve al jugador para interactuar con ese mundo. Por lo tanto, podríamos concluir que, a mayor personalidad, menor libertad de acción para el jugador. Así, estos dos enfoques enfrentan una perspectiva que podríamos llamar ficcional, con otra que pone el acento en las reglas que configuran el juego y en lo que se nos permite hacer con el avatar; funcional.