Para entender mejor, vamos a ver de qué se trata cada uno de éstos tres conceptos.
La realidad aumentada (AR) ofrece información y experiencia digital sobre elementos reales. Es decir, con la AR "se ve" todo lo que se tiene alrededor, pero con la diferencia que se puede interactuar con el entorno real. Para crear este tipo de realidad real y digital pueden usarse objetos como lentes, cascos e incluso las cámaras de un smartphone.
Algunos ejemplos:
La realidad virtual (o VR) ofrece entornos inmersivos que sumergen a los usuarios en mundos virtuales. A diferencia de la realidad aumentada, para "entrar" es necesario contar con equipos más complejos y caros, aunque la experiencia es mucho más completa.
Cada vez que el usuario se desplace y haga movimientos reales también lo estará haciendo dentro del mundo del VR.
Los videojuegos fueron la industria pionera con esta tecnología. Lentes como el PS VR de PlayStation o el HTC Vive permitieron a los jugadores sumergirse en mundos de ocio y entretenimiento. Sin embargo, eran dispositivos costosos y requerían de hardware complementario para funcionar.
El metaverso abre la puerta a una nueva era de entretenimiento, conexión entre personas y, por supuesto, negocios.
Con la creación del Metaverso, una persona se pondrá un casco de realidad virtual y caminará en su living, pero verá cómo sus movimientos se imitan de manera idéntica en la oficina, un bar, el supermercado o cualquier otro escenario creado digitalmente. De esta forma, podrá interactuar con:
Algunos ejemplos de empresas que ya están implementando el metaverso son marcas como Nike y Adidas que lanzaron zapatillas NFT que sirven para demostrar las propiedades de los artículos y también para equipar a personajes de videojuegos.